sábado, 28 de mayo de 2011

RECOMENDACIONES PARA HACER EJERCICIO CUANDO TIENES HIPERTENSIÓN

Los beneficios de la actividad física para mantener una buena salud son muchos y conocidos. Sin embargo, a veces puede tener algunos riesgos. Si tienes presión alta, por ejemplo, hacer mucho esfuerzo puede hacer que tu presión suba. Aquí te contamos algunas recomendaciones para hacer ejercicio de manera segura, cuando tienes hipertensión. El ejercicio físico es de gran ayuda para mantener una presión (o tensión) arterial normal y estable. Existen varios estudios que demuestran esto. Incluso, una investigación reciente ha asociado el ejercicio físico con el efecto de la sal en la presión arterial (generalmente la eleva) y detectó que cuanto más actividad tenían las personas, menos efecto tenía la sal sobre la presión, que se mantenía baja.
Otros estudios comprueban que llevar una rutina de ejercicios apropiada permite prevenir la presión alta o, en el caso de quienes ya sufren este problema, les ayuda a mantenerla en niveles normales y estables. Se considera que la presión es alta cuando es superior a 120 (presión sistólica-cuando el corazón bombea sangre) / 80 (presión diastólica-cuando el corazón está en reposo o entre latidos).
El problema es que la presión alta o hipertensión arterial es una enfermedad silenciosa, ya que no suele tener síntomas, y puede causar problemas serios como ataques al corazón. Por eso, a la hora de comenzar una rutina de ejercicios, es importante que lo consultes con tu médico, para que pueda indicarte qué cuidados tomar en tu caso, sobre todo cuando estás tomando medicinas.
De los tres tipos de ejercicios que existen — de estiramiento, aeróbicos y de fortalecimiento –, los ejercicios aeróbicos (como trotar, caminar, montar en bicicleta, nadar y esquiar, entre otros) son los más apropiados para quienes tiene presión alta. Además, la actividad física en general (realizada sin exigirse de más) permite:
  • Fortalecer tu sistema cardiovascular (incluyendo el corazón), así como mejorar la circulación y utilizar mejor el oxígeno.
  • Incrementar los niveles de energía, disminuir el cansancio y/o la falta de aire.
  • Aumentar la resistencia.
  • Fortalecer y tonificar los músculos, así como los huesos y las articulaciones.
  • Reducir la grasa y alcanzar el peso deseado.
  • Mejorar la autoestima y disminuir el estrés, la tensión, la ansiedad y la depresión.
  • Mantenerse relajado y descansar y dormir mejor.
A la hora de comenzar una nueva rutina de ejercicios, luego de haberte asesorado con tu médico, elige una actividad que te guste y los horarios que te queden cómodos para poder cumplir con tu objetivo. Recuerda que la clave para que el ejercicio realmente tenga un efecto benéfico en tu hipertensión y en tu salud consiste en hacerlo regularmente.
Cuando empieces, recuerda que tienes que ser paciente. En este caso, no se puede recuperar el tiempo perdido, con lo cual, si intentas hacer todo de golpe lo único que lograrás es arriesgarte a sufrir lesiones o problemas mayores debido a tu hipertensión. Hay que empezar poco a poco e ir agregando paulatinamente otros ejercicios o exigencias a medida que vas sumando logros y una vez que tu cuerpo ya haya adquirido la flexibilidad y el fortalecimiento necesarios como para avanzar un poco más.
En general, a las personas con presión alta o hipertensión se les recomienda empezar con rutinas de 10 a 15 minutos diarios, de 5 a 6 veces por semana (aunque 3 veces por semana ya pueden marcar una diferencia). Con el tiempo, lo ideal es alcanzar sesiones de 30 a 60 minutos.
Por otro lado, antes, durante y después de ejercitar, es importante que consideres algunas precauciones:
  • Antes de practicar tu rutina de ejercicios recuerda hacer unos minutos de estiramiento y luego algunos minutos de relajación, para que los cambios en tu estado físico no sean bruscos.
  • Evalúa tu rutina de ejercicios con tu médico de manera regular, en especial cuando tu médico te indique un cambio en la medicación.
  • Si te sientes muy cansado o fatigado, repasa las actividades que has realizado el día anterior y realiza ejercicios más leves o, directamente, suspende la rutina para descansar hasta que te sientas más fuerte. Es importante mantener el equilibrio entre ejercicio y descanso.
  • Evita ejercicios que impliquen levantar o empujar cosas pesadas (aún cuando se trate de tareas domésticas o de jardinería, que puedan requerir que te sobre exijas)
  • Evita recostarte para descansar, ya que eso reduce tu tolerancia a la actividad física. Si te fatigas o te falta el aire durante el ejercicio, descansa sentado en una silla cómoda.
  • Evita hacer ejercicios al aire libre cuando hace mucho frío, mucho calor o está muy húmedo.
  • Evita tomar duchas extremadamente frías o calientes luego de hacer ejercicio.
  • Trata de ejercitar sobre terrenos planos y no en pendiente (hasta que tu condición física lo tolere). Si no tienes otra alternativa, disminuye la velocidad al subir y presta atención a tu ritmo cardiaco.
  • Si por algún motivo has interrumpido tu rutina de ejercicios por unos días, reduce los ejercicios al retomarlos y auméntalos gradualmente.
  • Si estás enfermo o no te sientes bien, no realices tus ejercicios y luego espera unos días hasta que todos los síntomas del malestar desaparezcan.
Si aún tomando estas medidas sientes alguno de los siguientes síntomas mientras estas ejercitando, deja la rutina y descansa un rato. Si el malestar no pasa en seguida, llama a tu médico para descartar alguna emergencia:
  • Dolor de pecho
  • Debilidad
  • Mareos
  • Latidos irregulares o superiores a 100 pulsaciones por minuto, que no se estabilizan
  • Aumento de peso o inflamación (hinchazón) que no te puedes explicar
  • Presión o dolor en el cuello, hombro, mandíbula o brazos, u otro síntoma que te alarme.
A menos que tu médico te haya recomendado que no lo hagas, no hay motivo para que te prives de hacer ejercicio y de disfrutar de todos los beneficios que la actividad física puede brindarte para tu hipertensión y tu salud en general.
Tomado de: Vida y Salud.

viernes, 27 de mayo de 2011

DEPRESIÓN POSPARTO

¿Qué es?

El posparto se refiere al periodo inmediatamente posterior al nacimiento del bebé. Cuando una mujer tiene fuertes síntomas de depresión durante este periodo, se dice que tienen depresión posparto.
La depresión posparto no es lo mismo que la depresión leve (o baby blues) que es una condición mucho más común que afecta como a un 30% de las mujeres que dan a luz. Dado los cambios hormonales durante las semanas posteriores al nacimiento, las mujeres que acaban de ser madres a menudo están emocionalmente sensibles y tienden a llorar fácilmente. La depresión leve es molesta, pero generalmente no interfiere con las actividades de una mamá, y este estado casi siempre desaparece en unas pocas semanas.
La depresión posparto es diferente. Podría comenzar en cualquier momento durante los primeros dos meses posteriores al nacimiento. La madre se siente triste o inútil y a veces culpable y no querida. No logra concentrarse ni interesarse en nada, ni en su bebé. En algunos casos, la madre podría sentirse abrumada por las exigencias del bebé y volverse muy nerviosa. Esto podría conducir a persistentes pensamientos conflictivos u obsesiones en torno del bienestar del bebé y conductas compulsivas repetitivas, como revisar al bebé constantemente o llamar permanentemente por teléfono al pediatra para hacerle preguntas.
En una forma rara de este trastorno, que ocurre en 1 de cada 1.000 nacimientos, la madre se vuelve sicótica: que significa que ésta no puede reconocer la realidad. Esta condición a veces se denomina sicosis posparto. La madre podría tener alucinaciones (percepciones falsas, como escuchar u oler cuando no existen tales sensaciones) o delirios (creencias falsas, como la idea de que el bebé está poseído por el demonio). Esta condición es extremadamente peligrosa tanto para la madre como para el bebé, y una vez presente es muy probable que vuelva a manifestarse si la madre tiene otro hijo.
La depresión posparto afecta a alrededor de 1 en 10 de madres recientes. Una mujer es más propensa a desarrollar depresión posparto si tiene:
  • antecedentes anteriores de depresión, incluidos depresión durante el embarazo
  • un matrimonio problemático
  • muy pocos familiares y amigos comprensivos
  • dificultad para cuidar a su bebé, especialmente si este tiene problemas de salud serios
Las madres adolescentes, especialmente de familias con escasos recursos económicos, tienen un riesgo particularmente alto de sufrir de depresión posparto.
Menos de la mitad de las mujeres que tienen depresión posparto buscan tratamiento para esta condición. Algunas madres ignoran que la depresión posparto es real y si se puede tratar. Otras creen que se espera que ellas sean felices con el bebé y están tan avergonzadas por sus síntomas que no piden ayuda.

Síntomas

Una mujer con depresión posparto puede presentar cualquiera de los siguientes síntomas:
  • sentirse deprimida con ataques de llanto
  • sentirse ansiosa, a veces acompañada de obsesiones y compulsiones generalmente relacionadas con el bienestar del bebé o con cumplir con las responsabilidades de una madre
  • sentirse inútil, despreciable o culpable
  • sentirse irritable o abrumada
  • perder interés o placer en todas las actividades, incluidos el placer de ser madre
  • cambios de apetito (ya sea comer demasiado o no comer lo suficiente)
  • problemas para dormir (por ejemplo dificultad para dormirse o despertarse especialmente temprano)
  • sentirse decaída o agitada
  • cansancio extremo más allá de la fatiga causada por cuidar al recién nacido
  • poca concentración o indecisión
  • pensamiento persistente sobre la muerte, incluidos el suicidio
  • dificultad para cuidar al bebé
Estos síntomas podrían desarrollarse en los primeros días posteriores al nacimiento o  hasta tres meses después.

Diagnóstico

Los médicos de atención primaria, los obstetras, ginecólogos y pediatras podrían detectar depresión posparto haciéndole preguntas a la madre sobre su calidad de vida. Si acaba de tener un bebé, su médico podría preguntarle sobre sus emociones, su patrón de sueño y su apetito. Si el médico de atención primaria, obstetra o ginecólogo creen que tiene síntomas de depresión posparto que han durado semanas y no han disminuido, podrían recetarle un antidepresivo o derivarla a un siquiatra. Un siquiatra podría hacerle preguntas sobre lo que siente y lo que piensa y cómo lleva adelante su vida cotidiana. Si su médico está preocupado de que sus síntomas puedan estar causados por una enfermedad, éste podría pedirle análisis de sangre para controlar si tiene anemia o baja actividad de la glándula tiroidea.

Duración

Usualmente los síntomas de la depresión posparto duran unas pocas semanas hasta que la condición se diagnostica. Sin tratamiento, los síntomas pueden durar meses. Con tratamiento, muchas mujeres se sienten mejor en cuestión de semanas.

Prevención

Si está embarazada, podría disminuir el riesgo de tener depresión posparto si antes del nacimiento se prepara para los cambios en el estilo de vida que vendrán con la maternidad. Hable con otras madres y con su médico en términos muy prácticos y sencillos sobre los que significa cuidar a un bebé. No menosprecie el tiempo que necesitará para cuidar a su bebé. Disponga del mayor tiempo posible después del nacimiento. Además, no dude en pedir ayuda a su pareja u otras personas que la quieren.
A menudo, la depresión posparto es difícil de curar sin un tratamiento con antidepresivos. Si tiene antecedentes de depresión o depresión posparto, debería hablar con su médico antes del nacimiento sobre la posibilidad de comenzar a tomar antidepresivos tan pronto nazca su bebé. Como regla general, los médicos tratan de disminuir la cantidad de medicación recetada durante el embarazo; no obstante, a veces los riesgos de depresión son más significativos que los riesgos que pueda sufrir el feto. Es muy importante hablar con su médico sobre lo que es más apropiado para usted y su bebé.

Tratamiento

Al igual que con otros tipos de depresión, puede ser muy beneficiosa una combinación de sicoterapia y medicación. Si una madre tiene signos de sicosis, necesitará atención médica inmediata.
Los antidepresivos más comúnmente recetados están dentro del grupo conocido como inhibidores selectivos de recaptación de serotonina (ISRS). Estos incluyen la fluoxetina (Prozac), la sertralina (Zoloft), la paroxetina (Paxil) y el citalopram (Celexa). Si está amamantando, quizá le preocupe el hecho de que podría trasmitir el medicamento al bebé a través de la leche. Por suerte, es poco probable que la mayoría de los antidepresivos tengan mucho efecto sobre el bebé porque solo una pequeña cantidad pasa a la leche materna. Lo mejor es hablar con su médico sobre las posibilidades y evaluar los riesgos y beneficios de cada una según su situación.
Un número de técnicas sicoterepéuticas podrían ayudar según sea el origen del estrés, la causa de la depresión y las preferencias personales del paciente. Cada mujer con depresión posparto necesita apoyo, así como saber lo qué es la depresión. Están disponibles varios tipos de sicoterapias.
  • La terapia cognitiva conductual esta diseñada para examinar y ayudar a corregir los patrones de pensamiento autocríticos e inadecuados.
  • La sicoterapia interpersonal, analítica y sicodinámica puede ayudar a una mujer a clasificar los conflictos en relaciones importantes o explorar los antecedentes o situaciones que podrían haber contribuido a los síntomas.
  • La terapia de parejas puede ayudara a la madre y al padre a resolver cómo manejar las posibles áreas de desacuerdo o cómo organizar mejor el cuidado del niño y lograr apoyo del otro.
Usted podría comenzar a sentir alivio una vez comenzado el tratamiento, no obstante a menudo tarda al menos dos a seis semanas antes de poder observar una notable mejora. Podría necesitar probar varias técnicas de sicoterapia o medicación antes de que encuentre el método que más se adecue a sus necesidades. Siga intentándolo hasta que logre la ayuda que necesita.

Cuándo llamar a un profesional

Si acaba de ser madre, póngase en contacto con su médico si desarrolla cualquier síntoma de depresión posparto, especialmente ansiedad, sensación de intensa tristeza o inutilidad, o dificultad para dormir. Llame a su médico de inmediato si tiene pensamientos sobre hacerse daño o dañar a su bebé, o si siente que ya no puede sobrellevar el cuidado de su bebé.

Pronóstico

La mayoría de las madres con depresión posparto se recuperan por completo. Esto es especialmente cierto si la enfermedad se diagnostica y se trata en su etapa inicial. Alrededor del 50% de las mujeres que se recuperan de una depresión posparto vuelven a desarrollar la enfermedad en futuros embarazos. Para disminuir el riesgo, algunos médicos sugieren a las mujeres con antecedentes de depresión posparto comenzar a tomar antidepresivos inmediatamente después del nacimiento, antes de que éstas puedan tener depresión.

5 consejos de moda (en el hospital) Parte I


Trabajar en un hospital puede ser un trabajo muy físico, desde inclinarse para tomarle la tensión a un paciente hasta levantarlo para colocarlo en una camilla. Todo forma parte del trabajo.
Sin importar lo que haces en el trabajo, verte como un profesional es una necesidad. Sin importar donde trabajas, representas al hospital o a la clínica donde ejerzas. Verte como un médico o enfermera competente y calificado es esencial.
He aquí cinco tips para ayudarte a tener en mente los pecados en el vestir.

1) Cuida el escote. Los cuellos generosos en V no son para tod@s.
¿Estás usando uno de tus tops con cuello en V favorito? Le quedan muy bien a casi todas, excepto si tienes mucho busto. En ese caso, el cuello en V te pone en peligro de lucir como la portada de una novela barata.

El mismo top con cuello en V puede causar estragos en tí Doctor o Enfermero. Te lo digo francamente: Si tienes muchos vellos en el pecho y los muestras con un cuello en V, busca otro estilo. Sea un escote o vellos en el pecho, nadie quiere verlos. Guardas los cuellos en V pronunciados para después del trabajo.

 
2) Los uniformes manchados son una gran falta

Trabajar con pacientes significa que tu vestimenta sea salpicada con cualquier cosa, desde comida hasta químicos y sangre. Sí, hay muy buenos productos que sacan casi cualquier mancha, pero no son perfectos. Algunas manchas son muy duras de sacar. Mira bien: ¿Ves algunas manchas en tu vestimenta que pienses nadi notará? Piensa de nuevo. Cuando te inclines hacia un paciente (con tu escote cubierto), es allí donde mirará. Tu vestimenta manchada. Y no solo las manchas luces poco profesionales, también anti-higiénicas. Este look nunca debe estar asociado con la profesión médica.